martes, 8 de diciembre de 2009

Consideraciones sobre Serie Serrana

La Serie Serrana es un viaje a la vez interior y exterior; psicológico y físico; real y onírico, hacia y desde las serranías. El comienzo de este viaje en Cuando Sobra la Luz plantea una necesidad de evasión, un hastío de lo habitual, un anhelo interior de respirar un aire diferente, más fresco, más libre en sentido físico y espiritual. Es así que desde el mismo título se sugiere la búsqueda de un equilibrio perdido porque algo "sobra", en este caso la luz, y el canto es una búsqueda de la sombra perdida o mejor dicho del equilibrio entre la luz y la oscuridad, del día y de la noche. Todo esto moviliza a la partida, a salir de la ciudad y llegar a las sierras donde el equilibrio comienza a restaurarse. Entonces aparece Elvio Campos como fruto de ese punto justo de luz y sombra. Un nuevo ritmo, un nuevo entorno natural de silencio, paisaje, día y noche. Dentro de este nuevo ritmo, un aire renovado, con aromas de leña, con sonidos de atardecer entre los que la sombra es una madre arrullando a su niño, fruto de aquel fruto de igualdades de cielos diferentes.

Luego del descanso en lo auténtico, en el sueño más cercano a la verdad cósmica; la mirada al hombre y a las cosas, al cielo de la tarde y de la noche, al suelo donde mundos infinitos se entrelazan como caminos de hormigas igual que más arriba lo hacen los caminos de los astros distantes, la mirada a todo ello se vuelve una pregunta. Es allí entonces donde nace la mística y la oración se consolida y el canto es su vehículo, transportando al alma por la eterna búsqueda de la verdad última de toda la contestación final de los porqué: ¿porqué el mal?, ¿porqué el bien?, ¿porqué la luz?, ¿porqué la sombra?... Después de la oración, los ojos abiertos a lo tangible, comprueban que todo sigue estando allí: las piedras, el río, los árboles, todo tan callado y hermético como siempre. Y la pregunta sigue en pie y nos desespera. Mientras la oración y el canto nos llenan de gozo, a la vez nos invaden con preguntas nuevas, el infinito de arriba y el de abajo se presentan con la inmutabilidad de los cerros y del viento.

Aquí la sensación de no pertenencia se acrecienta, el silencio del paisaje es indiferencia del medio hacia el ser; la sombra buscada es amenaza, y la luz nos muestra el camino de regreso.

El niño interno y eterno del ser sueña, y en el sueño asoma parte de esa verdad buscada por caminos inciertos y dolorosos. El sueño del niño del ser lo lleva a reconciliarse con el equilibrio inasible de las piedras mudas, del idioma desconocido del arroyo, de la música que el viento compone entre el cañaveral. Entonces al despertar, como un segundo sol aparece don Verón confirmando la realidad del sueño, diciendo que la sombra no amenaza, que el idioma del cerro es el mismo silencio, y que la música del canto de la oración es el camino por donde siempre se puede regresar.




Cabe aclarar que Silencio en Los Terrones fue compuesta posteriormente al armado de la Serie Serrana como un ciclo de canciones, pues aparece luego de tomar conocimiento del fallecimiento de don Ramón F. Verón, en quien está inspirada la última canción de la serie, Chacarera de Los Terrones.

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